EL ENOJO, DEFINICIÓN Y PRINCIPIOS BÍBLICOS | Serie: Venciendo el Enojo.

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Este es el primer tema de nuestra serie bíblica “Venciendo el Enojo”. Siempre es bueno empezar con la definición del tema o la palabra clave. En este caso, la nuestra es “el enojo” y como nuestro campo es la interpretación bíblica, vamos a darle una definición bíblica.

EL ENOJO DESDE UNA PERSPECTIVA BÍBLICA.

Primero veamos algunos principios o verdades básicas sobre el enojo:

1. El enojo está fuera de la voluntad de Dios para nuestras vidas.

Esto es lo primero que tenemos que tener presente si queremos vencer nuestro enojo: “Dios no nos hizo nuevas criaturas para vivir en enojo”.  (Efesios 2:10; 2 Corintios 5:17)

Si usted cree que convivir con enojo en el hogar y que hasta resolver sus asuntos con ira o gritería es un tema natural o normal para un cristiano como lo es en toda familia del mundo, déjeme decirle que está muy equivocado. ¿En verdad cree que Dios nos ha separado del mundo para al final vivir de la misma manera en cómo vive el resto de las personas? ¿Pues no verdad? (Filipenses 2:15).

Dios nos promete una vida abundante en Cristo (Juan 10:10), y para disfrutar de esa vida no es necesario esperar a estar en la eternidad, usted puede gozar de esa vida desde ahora. Una vida llena del Espíritu; cuyos frutos son el amor, el gozo, y la paz, esta es la vida que Dios ha diseñado para su amada iglesia. Él anhela cosas más altas, y más sublimes para nosotros.

Somos una generación de hombres nuevos, llamados a vivir de un modo diferente, y el enojo está totalmente fuera de ese llamado. El cristianismo de hoy en día, y especialmente para los latinos, se ha tornado en un cristianismo de fachadas y de máscaras, la vida religiosa ahora rige en las iglesias. Es tiempo de tomar conciencia sobre lo que Dios está buscando, y comenzar a rendirle verdadera adoración, el culto somos nosotros mis amados hermanos. (Romanos 12:1)

2. El enojo demuestra si estás enfocado en el “YO”.

El enojo en la Biblia es una de las tantas maneras en las que se puede demostrar si estamos enfocados en el “yo” o en Cristo. En Juan 14:15, Jesús demanda: “si me amáis, guardad mis mandamientos”. Si amamos a Jesús en primer lugar, nos complacerá y nos deleitaremos en guardar el mandamiento de vivir despojándonos del enojo.

El mismo Señor nos enseñó y demostró que sus mandamientos no son gravosos (1 Juan 5:3). Cuando nuestro amor por Cristo es ferviente, no solo es más fácil obedecerle, sino también más deleitoso. Se disfruta y se goza en el Espíritu cuando obedecemos por amor. Muchas veces se ha tomado al tema del enojo como una regla a cumplir nada más porque sí, pero nosotros queremos referirnos a ello como una abundancia de vida plena, que se logra por medio del amor a Cristo. Así que, si estas lidiando con el enojo en tu vida, no importa el porcentaje en que lo hagas, ello está demostrando que aún estas enfocado más en tu “yo” que en Cristo.

"y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos" (2 Corintios 5:15)

3. El enojo es una característica del viejo hombre.

Este hombre está viciado conforme a los deseos engañosos de la carne. Efesios 4:22-23; dice  lo siguiente: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente”. Y en este mismo contexto sigue diciendo: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo” (v.26). Con esto, Pablo nos da a entender que el enojo es una característica de nuestro viejo hombre y no del nuevo creado en Cristo Jesús.

Se entiende entonces, que el enojo pertenece a una forma de vida pasada. Todos sabemos de memoria el texto que dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2Cor. 5:17) Pero la gran mayoría falla en su interpretación, ya que se tiende a tomar este texto como un aliento para que tu pasado no te moleste más. Pero, según el contexto inmediato, es más razonable aplicarlo al hecho de que seamos nosotros los que no molestemos a Dios con una manera de vivir que pertenece al pasado.

4. El enojo debe ser visto como pecado.

La Biblia también nos dice que el enojo es una de las tantas obras de la carne, esto es producto de haber cedido al deseo de nuestro “yo”. Gálatas 5:16 dice:

Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”.

Después de este explícito mandamiento, la Escritura menciona en este capítulo una lista de obras malas, que son resultado de satisfacer los deseos de la carne (Gá. 5:19-21). En esta lista, el enojo y la ira son puestos al mismo nivel que el adulterio y el homicidio. Todas las cosas que son mencionadas aquí, son evidencias del control de la carne y el enojo no es la excepción. Por lo tanto el enojo es un claro indicio de que alguien está siendo controlado por su carne y no por el Espíritu de Dios.

Por otro lado, la Biblia es clara al dar mandamientos exactos contra el enojo: “Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo.” Salmos 37:8 – “Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.” Colosenses 3:8. Por lo tanto, ceder al enojo es desobediencia contra Dios.

Visto de esta manera, el enojo tiene que entenderse como pecado. Es así como Dios lo ve. 

5. El enojo es la puerta hacia otros pecados.

Desarrollaremos un capítulo, más adelante, en el que veremos como el enojo nos lleva a cometer otros pecados si es que no se aprende a reaccionar adecuadamente ante este.

El enojo es la puerta abierta a muchos otros pecados, tales como: Idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas (Gálatas 5:20-21).

Recordemos lo que Dios le dijo a Caín cuando estaba enojado: “El pecado está a la puerta” Un corazón enojado es un terreno amplio para las maquinaciones de Satanás. Tengamos la mejor disposición en mantener diligencia sobre este asunto

DEFINICIÓN BÍBLICA DEL ENOJO Y LA IRA.

En base a los principios mencionados, nuestra definición bíblica para el enojo, será:

Un fuerte disgusto producido desde nuestro interior, incentivado por factores externos pero concebidos en nuestra naturaleza pecaminosa. Una vida en enojo es una vida enfocada en el “yo” y no en Cristo. Por lo tanto, toda vez que nos dejamos controlar por el enojo estamos pecando contra Dios y demostrando que nuestro viejo hombre es el que predomina en nosotros en lugar del Espíritu Santo de Dios. 

Los principios aprendidos en esta lección nos ayudarán y acompañarán en todo el desarrollo del tema.

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