PRINCIPIOS SOBRE EL TRABAJO Y LAS FINANZAS EN LA IGLESIA

El trabajo y las Finanzas en la iglesia

En la actualidad hay un gran número de iglesias que enseñan poco o casi nada acerca del trabajo; sin embargo, es en lo que más tiempo invierten los miembros de cada congregación. Mark Greene, autor de “El Gran Abismo” dice que hay un 50% de creyentes que afirman nunca haber escuchado un sermón sobre el trabajo en sus iglesias. Según Greene, la poca importancia que se da en los púlpitos, a este tema, se debe al síndrome de la “división sagrado-secular”, mediante el cual se llega a creer que sólo las personas más santas y consagradas llegan a ser misioneros, mientras que los demás sólo consiguen un trabajo.

Pero si lo analizamos bíblicamente, todos los hijos de Dios son llamados a la gran comisión. Todos debemos servir a tiempo completo con nuestros trabajos, profesiones, recursos, capacidades, talentos, etc. Con todo lo que somos y tenemos. Es por esto, que debemos darle la misma importancia a los oficios, profesiones o carreras de los hermanos, que le damos al pastorado o al servicio completo en las misiones. Todos formamos parte de un gran equipo. Así que, vamos a recordar algunos principios que nos ayudarán a conducirnos correctamente en nuestra iglesia:

PRINCIPIOS SOBRE EL DINERO.

  1. Creemos que Dios es dueño de todas nuestras posesiones.
    Nosotros sólo somos administradores de las posesiones de Dios, debemos ser fieles en esta función. Nuestro dinero en realidad es de Dios, Dt.10:14; Hageo 2:8.
  2. Creemos que el dinero es muy útil, no es malo.
    Pero la Biblia nos advierte claramente contra el amor al dinero, esto si es malo. 1 Tim.6:10
  3. Creemos que Dios provee para nuestras necesidades.
    El cristiano no debe anhelar las riquezas de este mundo. En lugar de ello, debe practicar el principio del contentamiento. Mt.6:20; 1Ti.6:8, 17-19; Fil.4:11,12.
  4. El dinero puede convertirse en un obstáculo en la relación con Dios o también volverse en otro amo.
    Es de sumo cuidado cuando el dinero le quita el lugar a Dios en nuestra vida, cuando confiamos más en el dinero que en Dios. También cuando su deseo de poseer más dinero interrumpe su propósito de servicio a Dios en la tierra. Lucas 16:13

PRINCIPIOS SOBRE EL TRABAJO.

  1. Debemos considerar al trabajo como una bendición de Dios.
    Antes de que el hombre cayera en el pecado ya disfrutaba del privilegio de trabajar. Así que el trabajo no vino al mundo como una maldición. El trabajo debe ser considerado dentro del grupo de “todas las cosas” para la gloria de Dios. (Col.3:23; 1Co.10:31)
  2. Creemos que nuestro único sustento es Dios, no nuestro trabajo.
    No debemos trabajar poniendo nuestra esperanza o seguridad en nuestro empleo o dinero. Nuestra meta tampoco debe ser tener más dinero o buscar nuestro propio sustento, pues nuestro sustento es Dios, el trabajo sólo es una de Sus herramientas (Mt.6:33).
  3. Los jóvenes deben ser apoyados y alentados a tener una profesión.
    Enfatizando que sus profesiones le pertenecen a Dios, para Su servicio. Las carreras profesionales de los jóvenes y miembros de la iglesia deben considerarse igual de importantes que si se preparan en un instituto bíblico teológico. Hch.18:1-3.
  4. Creemos que es nuestra responsabilidad trabajar duro.
    Sólo que sin caer en el exceso. Ex.34:21
  5. El cristiano debe dar un correcto testimonio en su trabajo.
    Debe ser diligente en sus responsabilidades (Pr.27:33; 13:4), honrar y respetar a los jefes sin importar lo difíciles que puedan ser (1Pe.2:18), debe mantener una conducta intachable para con todos (Ti.2:9-10; Fil.2:15)
  6. El propósito principal de trabajar es servir a Dios con nuestros bienes.
    En otras palabras, nuestras profesiones y trabajos son para los propósitos de Dios.
    • Sostener a los ministros de la Palabra. 1 Co.9:7-14; 1 Ti.5:17,18
    • Ayudar a los necesitados. Ef.4:28; Hch.20:35
    • Sostener a los desamparados. 1Ti.5:3-16; Ro.15:25,26.
    • Sustentar a las misiones. Fil.4:15-17
  7. El trabajo es nuestro ministerio para el reino de Cristo.
    El trabajo no sólo debe ser usado para sustentar las necesidades económicas que hay en la iglesia. Sino que son la oportunidad para cumplir nuestra gran comisión. Mediante nuestro testimonio, debemos poner todo el empeño para ganar a nuestros jefes y compañeros para Cristo. Muchos hermanos que han comprendido esto, han llegado a abrir células e incluso nuevas obras en sus mismos centros de labores. (Hch.19:9; 18:3-4)

PRINCIPIOS SOBRE LAS FINANZAS EN LA IGLESIA.

  1. Toda ofrenda en la iglesia es voluntaria, no es una obligación que se le tenga que imponer a los creyentes.
    Pero a la vez, es una responsabilidad para el creyente fiel que ama a Su Señor. La ofrenda es voluntaria de parte de otros pero es una obligación para uno mismo.
  2. El diezmo no es una imposición o tributo que cobramos a los miembros.
    Podemos darle tres acepciones al diezmo:
    • Es un principio que practicamos por amor y gratitud a Dios.
    • Es un acto de fe y de adoración.
    • Es una organización particular de cada iglesia local.
  3. La única finalidad que se le debe dar al diezmo, para que sea legítimo, es cubrir las necesidades presentes en la iglesia.
    De ninguna manera el diezmo debe usarse para enriquecer a los líderes ni a la congregación, o para engrandecer el local.
  4. La administración de las finanzas en la iglesia debe ser delegada a dos o tres hermanos fieles y maduros espiritualmente.
    De esta manera guardamos la integridad y la confianza entre las personas sobre todo de los nuevos creyentes.
  5. Todos deben colaborar con el conteo y registro de las ofrendas.
    De esta manera se mantienen la transparencia y se entrena a otros para poder cumplir la función tesorera en cualquier momento.
  6. Por testimonio, y por prudencia, el pastor no debe estar a cargo de:
    Llevar las cuentas o guardar el dinero. Hch.6:2,3; 1 Corintios 16:3

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